¿Cómo comenzar una conversación que no ha empezado nunca? ¿Cómo puedo saber qué quieres de mi si no me lo dices...?
Anda, intenta un respiro profundo, para ver si sale un poco de voz de esa garganta seca. Anda. ¿Qué esperas? Quiero oír tu voz. Quiero escuchar de esos labios un breve susurro. ¿Tienes miedo? Anda, dime. No temas, no te haré daño.
¿Sabes? Me agrada tu compañía aunque sea fría. No me molesta que estés aquí. Al principio sí sentía un poco de miedo. Me asustaba el roce
de tus manos en mi piel, era muy frío.
Pero hoy me di cuenta de que, tal vez, no eres tú
el que necesita mi compañía si no yo. Tal vez
Dios te envió para que me cuidaras. O tal vez te envió para guiar mi vida hacia
un buen camino. Pero, ¿dónde se encuentra ese camino?
¿Cómo voy a saber lo que sientes? Si no me hablas, no te puedo oír. Necesito oírte, aunque ¿sabes? La compañía silenciosa es linda, solo espero no llegar a herir tu alma, ya
que suelo lastimar a las personas
que amo sin querer y no me gustaría perder
un amigo de nuevo.
Lamento el haber mojado tu cara. Es solo que estabas muy cerca de mis ojos, que en ocasiones necesitan vaciarse
porque están cansados de mirar.
No te asustes.
Prometo tratar de no lastimarte y quiero empezar de nuevo. ¿Qué te parece mi idea? Está bien, comenzaré yo, ya que no puedo oír tu voz.
- Hola extraño. Me agrada ver tu sombra en la pared de mi habitación, aunque me encantaría poder verte en persona...
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario