Te regalo mis libros
y una que otra poesía
que poco a poco iré escribiendo sin mirarte
debajo de este zapato,
apoyado en estas rodillas
que cargan algo más que mi carne.
Te regalo mis horas vacías
y miles de papeles en blanco
donde habitan y lloran mis mejores escritos.
Es tuyo el camino
y el oasis al final del camino,
la sombra y aquella tarde lluviosa
que se acostumbró a dormirse en mi hombro.
Es tuyo mi silencio
y esa armonía dulce que al sentirte
olvidó marcharse de mi sonrisa.
Te regalo mis noches, mi almohada
y cada uno de mis sueños.
También mis amaneceres
y mis ojos oscuros
que no son negros.
Te regalo todo,
infinidad de cosas y sucesos
que indudablemente
te pertenecen por derecho...
lunes, septiembre 17, 2007
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